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Conoce a Mirena Nafarrate

Es Hansel, es Caperucita Roja, es Pinocho, es Salomé… pero cuando se baja del escenario ella es Mirena Nafarrate, una joven vitoriana de 22 años que siempre ha tenido muy claro lo que quiere: ser actriz. A pesar de su corta edad,  ya ha participado en cerca de 14 obras, desempeñando el papel protagonista en muchas de ellas, y es que Mirena nunca pasa desapercibida. Actualmente vive en Barcelona, donde sigue formándose como actriz en el Instituto de Teatro, y donde sigue abriéndose paso en el mundo de la interpretación. Es consciente de que no va a ser fácil, pero sabe que ésto es lo que la apasiona y no hay duda de que va a luchar por cumplir su sueño.

 

¿Cuándo empezó tu interés por la interpretación?

Trato de recordar con exactitud cuándo quise dedicarme a este mundo y no lo sé. Mi aita dice que ya desde los 5 años quería ser actriz y ser como Julia Roberts, no sé si será verdad. Lo que sí sé es que a los 16 años tomé la determinación de comenzar a estudiar teatro. Pensé: "ha llegado el momento de probar, de comenzar a vivir este mundo". Y desde entonces (aunque yo creo que nací ya con la determinación de ser actriz), siempre lo he tenido clarísimo y he luchado por serlo.

 

¿Qué opinan tu familia y amigos acerca de que te hayas metido en este mundo?

Gracias a... no sé quién... pero por lo que sea, he tenido la gran suerte de contar con un padre y una madre que me han apoyado incondicionalmente desde el primer momento. ¿Han tenido miedo? Sí. ¿Lo siguen teniendo? Seguramente. Pero cada día intentan también que mi sueño se haga realidad. Creen en mí, y eso es gratificante a la hora de enfrentarte a un mundo en el que o llegas al "famoseo" o eres un fracasado, un don nadie. Una carrera poco valorada.

 

Cuando empecé en esto, y ahora tras pasar unos años me lo han confesado, no tenían muy claro que yo me dedicase a ello. Mi aita siempre dice que se pensaba que era una etapa de la vida, que se me pasaría en algún momento y que me centraría en alguna carrera. Pero cuando vio lo duro que es, las horas que hay que meter (ya sean ensayos, hacer la escenografía, atrezzo, trabajo personal en casa aprendiendo texto, trabajando el personaje...), comenzó a valorar el trabajo de una persona dedicada al arte. Me comprendieron y me apoyaron.

 

A mis amigas, por otro lado, creo que siempre les ha parecido bien que me dedique a esto, soy la amiga actriz un poco loca. Al principio, cuando empecé en el teatro y veían que me pasaba tantas horas en la escuela donde estudiaba allá en Gasteiz, se preocupaban un poco por si  pertenecía a alguna "secta". Y aun así venían a ver las obras. Pero más tarde cuando salí de mi ciudad natal y comenzó el viaje (que nunca acabará), creo que igual que todo el mundo, descubrieron que esto iba en serio, que era mi sueño y que no lo dejaría escapar mientras pudiese.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

¿Crees que la edad y el físico son fundamentales para ser actriz?

Un actor o actriz es un deportista, o debe serlo. Siempre debe estar en forma, es decir, la cantidad de energía y esfuerzo que gasta un actor en escena es tan enorme, que si su condición física fuese nula no aguantaría. Mantener el cuerpo en buen estado, la piel, la voz... es importantísimo y se debería de tener muy en cuenta (hacer deporte, bailar, una alimentación sana…

 

Por otro lado, creo que esta profesión no tiene fecha de caducidad. Cualquier persona, grande o pequeña, puede serlo. Sí creo que un buen intérprete debe ser una persona culta y por ello los años, la madurez… pueden ayudar. Cuanto más sepas mejor y cuantas más experiencias hayas vivido también. No estoy diciendo con esto que un joven no pueda, ya que me estaría echando piedras a mi propio tejado, pero está claro que tienen menos vida recorrida. Aunque la vitalidad y la virginidad e inocencia del actor joven, del que comienza, son maravillosas.

 

Ya seas joven o mayor hay que ponerle ilusión, pasión y ganas. Y estudiar, y saber mucho y ponerte al día de todo lo que ha pasado y está pasando e incluso de lo que pasará también.

 

¿Qué prefieres, la tele, el cine, el teatro… ¿por qué?

Si me paró a pensar quizás lo que más me apetezca sea el teatro. Me encanta la sensación de estar aquí y ahora. De tener al público delante, de que no hay marcha atrás, que una historia inventada, una idea, palabras o imágenes pasan por ti, las transformas y se las das a tu público, para que ellos puedan vivir en el presente inmediato lo que tú estás viviendo. Me gusta sentir que están ahí, contigo o sin ti, pero ahí.

 

Por supuesto, no descarto el teatro musical, puesto que me encanta y que sueño con ser actriz de musicales en un futuro, de hecho, actualmente estoy estudiando interpretación musical.

 

Hace aproximadamente 2 meses hice la asignatura de cámara y descubrí lo que era el cine. Sinceramente, me encantó. Puedo decir que también quiero ser actriz de cine. Aunque es muy complicado. Sobre todo el poco tiempo de preparación que se suele tener y lo rápido que debes entrar en la situación y personaje. Un plató de cine o de tele no es aquí y ahora, ya que se corta, hay que volver a empezar, fuera de la ficción hay gente mirando por pantallas, con cámaras... Y además la historia no va ordenada, es decir, puede ser que comiences a rodar por el final y acabar por el principio. El cine es difícil y necesitas una técnica muy clara. Pero siempre se dice que los actores de teatro tienen muchas más facilidad para hacer cine de la que tienen los de cine para hacer teatro.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

¿Se valora esta profesión en España, o hay que irse a otros países para que aprecien este trabajo y haya oportunidades?

El arte no está bien valorado. La cultura no está bien cuidada en este país. No interesa gente pensante, si no borregos que siguen a un rebaño y a un jefe. Estamos dejando perder algo sagrado: nuestra cultura, nuestra identidad. Cada vez que pienso en nuestra situación y veo los demás países, me avergüenzo. Comenzando desde el precio del IVA, hasta la calidad, subvenciones y dinero invertidos en el teatro. No sé si los demás países tienen más oportunidades o no, por ejemplo el idioma es un tema importante que cada país defiende y por lo que es difícil actuar sin él, pero lo que sí sé es que apuestan por ello, que lo intentan, que lo apoyan. Aunque estamos llegando a la era de la muerte cultural. Un país sin cultura está muerto, no puede existir. Y eso es lo que está pasando, nos estamos matando a nosotros mismos, como países, como ciudadanos.

 

Por otra parte, siempre se habla de otros países como lo mejor (Inglaterra, Francia, Alemania, Estados Unidos...) pero nos olvidamos de la maravilla de dramaturgos, directores, obras... que tenemos en nuestro país. Nuestras obras maestras, nuestras joyas, que dejamos escapar pensando que lo ajeno siempre es lo bueno. Los otros países potencian lo suyo y nosotros en vez de hacerlo, de luchar por nuestra identidad, intentamos imitar lo de fuera, y eso muchas veces nos hace fracasar.

 

Creo que necesitamos darnos cuenta, todos, del problema tan enorme que hay con el arte en general. Debemos luchar por él. Debe renacer. No lo podemos dejar morir. Yo quiero creer que se puede, y de hecho yo lo haré durante el resto de mi vida.

 

Has interpretado varios papeles de protagonista ¿Qué consideras que tienes de especial para que te escojan a ti?

No sé si es algo especial pero estoy segura que son las ganas y la pasión que pongo siempre. Los directores ven en mí el tirarme a la piscina, el ir a por todas, el intentarlo. Porque al final ese eso. Y sobre todo que creo en aquello que hago, que me lo paso bien, que disfruto y que soy muy feliz.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

¿Qué sientes al estar encima del escenario delante de tanta gente?

Como ya he dicho antes, es  mágico el poder estar ahí regalando a la gente aquello que quieres transmitir. Eres un canal, un intermediario, eres una persona que les da un mensaje para que se diviertan, piensen, juzguen... Es maravilloso poder sentirlos, saber que están contigo. Somos mensajeros, damos vida a personajes, a acciones, a situaciones. Y si una cosa tengo clara es que todos aquellos que nos subimos al escenario lo hacemos porque realmente lo deseamos, somos felices, ya que es tan sacrificada esta profesión que lo único que nos queda es disfrutarla y hacerla disfrutar.

 

Soy feliz cada vez que subo a un escenario, sin olvidar los nervios, que te van a juzgar... pero que se van en cuanto se apagan las luces de plató o sube el telón, y que comienza otra vida.

 

¿Dónde te gustaría trabajar en el futuro?

Dicen que siempre debes ponerte metas altas pero que no sean inalcanzables ni alcanzables, porque o te acabarás deprimiendo muy rápido o desilusionando porque lo has conseguido y se acabó el sueño. Por eso, mi meta es poder vivir siempre del teatro. Me da igual si llego a Broadway, Hollywood, a ganar 3 Goyas o a actuar en el teatro de mi pueblo. Lo que quiero es actuar siempre o como mínimo a dedicarme a todo lo que tenga relación con ello (maquillaje, vestuario, producción...). Quiero poder decir: vivo del teatro y vivo bien.

 

Además, como anécdota personal, hay dos papeles que me encantaría representar: Mary Poppins (el musical), e interpretar algún papel de reina.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

En general se piensa que es muy difícil ganarse la vida con esto ¿qué consejo le darías a la gente que está planteándose meterse en este mundo pero no se atreve?

Si quieres, hazlo. Persigue tus sueños y no te eches atrás porque no le veas futuro (de todas formas, ¿qué carrera tiene ahora futuro asegurado en nuestro país?). Es sacrificado, sí, pero también muy gratificante. Merece la pena.  Hay que confiar siempre en lo que uno quiere e intentarlo, porque retroceder siempre se puede. Si te decides por la interpretación y luego no hay trabajo, hay tiempo de sobra para volver hacia atrás. Y por supuesto que nadie rompa tus sueños o deseos, en todo caso tú tomarás la decisión (y si eres una persona luchadora y que sigue aquello que le dicta el corazón la decisión será correcta).

No preocuparse, si te equivocas es por algo. Siempre se aprende de toda derrota y eso es algo que debemos tener muy claro. Por eso, si quieres pero no te atreves, tírate a la piscina y que te quiten lo bailado.

 

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